viernes, 4 de septiembre de 2009

GRAFFITI: COMUNICACIÓN Y REPRESIÓN SOCIAL


Desde los principios de la humanidad, en la era Paleolítica (entre 40,000 y 10,000 a.C.) se ha tenido la necesidad de comunicación. El hombre retrataba en sus primeros días lo que era la sociedad de ese entonces, la caza de animales y la convivencia en tribus a través de las pinturas rupestres, aplicando pigmentos sobre techos y paredes.
Las pinturas rupestres evolucionaron cada vez más hasta llegar al muralismo, un buen ejemplo es el muralismo mexicano, donde a fin de cuentas, permanecía la idea de plasmar la vida, los sentimientos, las fantasías, las ilusiones de la época. Los frescos decoraron paredes enteras en las casas de la antigua Roma, los musulmanes adornaron sus paredes con preciosos diseños no figurativos y pasajes del Corán, su libro sagrado; los monjes italianos dejaron mensajes a sus colegas en las paredes públicas, su interés porque los mensajes fueran inteligibles al público en general dio lugar a un nuevo estilo de escritura, difícil de entender aunque estéticamente atractivo.
Como se puede apreciar, la idea y el mensaje ha obedecido más o menos a las mismas necesidades humanas de expresión. Acaso, las técnicas y el proceso de enseñanza - aprendizaje son los únicos que han inspirado transformaciones (fundamentalmente en el terreno de la estética), pero en esencia seguimos hablando del mismo medio de comunicación cuyo bautizo viene del término graphei que significa "escrito" y en un sentido más estricto significa "dibujo" o garabato en una superficie plana.
Los graffitis "invaden" los espacios públicos de las grandes ciudades: paredes, puentes, fábricas. La lucha política toma el pincel en sus manos como un arma; los presos tallan en sus celdas frases, nombres y dibujos. El llamado movimiento graffitero es una de las manifestaciones artísticas populares más sorprendentes de este siglo, sin que nada semejante iguale su presente dimensión a lo largo de la historia. Es por eso que el graffiti considerado por algunos sectores más que una constante anomalía cultural, una propuesta alternativa del hecho creativo y del rol artístico en el espacio de las grandes ciudades.
A finales de los años sesenta empieza a surgir un movimiento de mensajes callejeros, tanto en Europa como en Estados Unidos, las calles empiezan a llenarse de estos mensajes con temas ideológicos o políticos, y es en mayo de 1968 cuando se va extendiendo por todo el mundo (incluyendo México).
El graffiti jugó un papel fundamental en el movimiento estudiantil de 1968 en México. Mucho antes de lo ocurrido el 2 de octubre en Tlaltelolco, los estudiantes plasmaban frases que han pasado a la historia como "Seamos realistas, pidamos lo imposible", "Prohibido prohibir", así como impresionantes imágenes de palomas de la paz.
Una canción francesa de esa época escrita por Georges Moustaki dice:
Ven escucha esas palabras que vibranen los muros del mes de mayoellas nos dan la certezade que seremos libres un día.
El arte popular del spray, como se le ha llamado al movimiento graffitero, tiene un objetivo fundamental: hacer público un mensaje, una idea, un pensamiento, que el artista debe colocar en un lugar particular para llamar la atención del público urbano.
Estas manifestaciones hacen que surjan diferentes sentimientos entre nosotros ya sea de disgusto, porque dañan la propiedad de otras personas, de curiosidad o bien, de darnos cuenta que en ciertas ocasiones se ha convertido en un atractivo entre algunos artistas y así ha encontrado su camino hacia las paredes de museos y galerías.

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